El retinol es un potente ingrediente antienvejecimiento que ayuda a minimizar la aparición de líneas finas y arrugas, y a revelar una piel radiante y flexible. Este activo, es un tipo de retinoide que se genera a partir de la vitamina A. Dado que la vitamina A es necesaria para la división celular, promueve el desarrollo de nuevas células con fines restauradores. Una de las formas más eficaces de vitamina A es el retinol. Sin embargo, debido a la potencia del retinol, existen algunas reglas inquebrantables sobre cómo y cuándo utilizarlo. ¿La principal instrucción? El retinol sólo debe aplicarse por la noche.
Dado que el retinol elimina las células muertas de la superficie de la piel, dándole un aspecto de juventud, es fundamental no exponer la piel mucho al sol, ya que los efectos del retinol pueden disminuir. Por esta razón, es recomendable solo aplicarlo por la noche. Aunque potencialmente puedes aplicarlo por la mañana, es recomendable abstenerte de hacerlo, dado a que estarás reduciendo la efectividad del retinol.
Tanto si se trata de una crema para el contorno de ojos rica en retinol, como de una crema hidratante o un sérum, aconsejamos utilizar todas las formas de retinol en tu rutina de cuidado de la piel durante la noche. Pero independientemente del tratamiento de retinol que elijas, te recomendamos que lo selles con una crema hidratante después para ayudar a reducir cualquier posible sequedad o descamación.
Ahora, si eliges aplicar el retinol por la mañana, es importante utilizar un bloqueador con FPS alto, como nuestro UV defender con FPS50+. Aplicar una capa gruesa de protector solar antes de salir a la calle por la mañana es esencial porque el retinol puede hacer que tu piel sea más sensible cuando se añade a tu rutina. Si es la primera vez que utilizas retinol, te sugerimos que incluyas a tu rutina el Serum de Noche Retinol Arrugas Profundas y que vayas aumentando gradualmente la tolerancia de tu piel a él.
El retinol es ventajoso, pero es crucial saber cuándo y cómo incorporarlo a tu rutina. Empieza añadiendo un poquito a tu régimen nocturno, con muy poca frecuencia, aproximadamente una cantidad del tamaño de un chícharo. Cada semana aumenta la frecuencia a medida que tu piel se acostumbra y lo acepta mejor.
