Una dieta equilibrada
Una dieta saludable y equilibrada aporta los lípidos necesarios para la hidratación de la piel. Sin embargo, a veces nuestra piel necesita un apoyo extra, especialmente durante el invierno, cuando se enfrenta a condiciones climáticas más duras. Si ese es el caso, deberías añadir algo de grasa a tu dieta: un poco de mantequilla en tu pan tostado del desayuno, un par de cucharadas de aceite en tu aderezo para ensaladas o en el agua de cocción, o rociar un poco de aceite sobre un filete de pescado. El aceite de nuez y el de colza están llenos de omega 3, mientras que el aceite de semilla de uva contiene otros ácidos grasos esenciales. Estos aceites están repletos de ácidos grasos esenciales y vitamina E, todos los cuales hidratan las capas superiores de la epidermis y, gracias a su contenido antioxidante, combaten los radicales libres.