En la superficie de la piel, las ceramidas unen células muertas para limitar la pérdida de agua y la penetración de sustancias nocivas como la contaminación, el cigarro, el polvo y los rayos UV. Cuando la piel carece de ceramidas, ésta pierde agua y se vuelve más vulnerable a agentes externos. Al estar deshidratada e irritada, la piel se vuelve muy sensible. Los tratamientos ricos en ceramidas se formulan para mantener el nivel de humedad de la piel y ayudar a repararla, al tiempo que fortalecen la barrera natural de la piel.